viernes, 12 de diciembre de 2008

No entiendo...

...por qué sigo o seguimos escribiendo tantas palabras distintas, tantas metáforas, tantas imágenes ingeniosas o ridículas, tanta sílaba vocal consonante o disonante, si al final y al principio, por todos lados, en la playa y en el páramo, en la montaña y en el barro, con luna que calla o no, en el romántico altillo vacío o en el indescriptible sótano más vacío todavía, decimos una y otra vez, hasta la desesperación, hasta el hartazgo, todo el tiempo siempre la misma, única, idéntica, imposible cosa.